Una rabia insensata recorre mis venas, como un pequeño elixir que me corroe... que me anticipa. Sin embargo esta ciudad continua con su flujo insulso e inconstante como una retorica a mi razón...


 Los hombres pensamos tanto en quien  nos controlamos, quien nos ve... quien creemos estar en proceso de encuadre (dígase vagamente aquel viejo arte de coquetear)... Si supiéramos que son ellas (si, aquella especie de un genero diferente al nuestro) quienes urden en secreto aquellas miradas que nosotros sentimos tan espontaneas.

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